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jueves, 14 de marzo de 2024

11 M: REALISMO FANTÁSTICO ó MÁGICO.

 



El gobierno del PSOE ha rescatado la memoria del 11M. Con su habitual manipulación a cargo de informadores sectarios que han tapado el asunto Koldo a través de lacrimógenos documentales acerca del atentado, ha culpado directamente al PP en dos direcciones. Por una lado fue (es) culpable por haber participado en la guerra de Irak y por otro fue (es) culpable por haber insistido en la autoría de ETA, ejemplar organización a la que los noticieros actuales eximen, creo yo que con demasiada alegría, de cualquier sospecha.


Los canales alternativos que pueblan internet, por el contrario y en general tienen otra opinión. Se han publicado libros nuevos y se han reeditado anteriores ensayos acerca del atentado. También se rescatan entrevistas grabadas y se producen nuevas comparecencias que insisten en las incongruencias del relato oficial.


Agujeros negros, claves ocultas, misterios sin resolver…, los contertulios y periodistas alternativos que publican y venden al calor del recuerdo, casi todos ellos se expresan en términos parecidos. Recopiladores compulsivos de datos, demuestran que la versión oficial no solo es falsa sino que se construye de forma chapucera y por motivos que nadie es capaz de aclarar. La expresión corporal de los autores siempre es parecida en todos ellos, denota conocimiento secreto: “a mí no me engañan”, hacen acopio de datos que ponen de manifiesto esos abismos negros, esas dudas inquietantes, pero al final, silentes y con sonrisa condescendiente en el rostro no terminan de decirnos qué es lo que ocurrió, ni quiénes lo hicieron y mucho menos el porqué. Y ante esto, ante esta duda que nos reconcome por dentro solo queda escribir ficción basada lejanamente en la realidad, en lo que más o menos conoce el común de los mortales.


Y echando la vista atrás, haciendo memoria histórica y sin profundizar demasiado en datos o sumarios prolijos podemos escribir la novela de ficción que tengamos por conveniente.


Estamos en la segunda legislatura de Aznar que comienza en abril de 2000. España va bien, según el presidente. ETA, en términos policiales, está evidentemente derrotada y acorralada. La ejecución miserable de Miguel Ángel Blanco parece haber despertado a la gente en el País Vasco del profundo sopor inducido por el miedo. La economía también despega y España se prepara para entrar en el euro, un anillo para dominarlos a todos.


Pero el gobierno oculto, ese misterioso enemigo de España no está de acuerdo con el despegue nacional. Algo tiene que hacerse y se hace. En noviembre de ese año ETA todavía puede prestar algún servicio. Dos tiros acaban con la vida de Ernest Lluch uno de esos nacionalistas catalanes destacados que pastorean la multitud charnega del estanque dorado de Pujol y compañía.


No hay que enredarse demasiado, ETA mataba por motivos de lo más variado y al Ernest le tocó la macabra lotería. La naturaleza profunda del asesino le induce a matar. De inmediato el gobierno Aznar comete uno de los errores que durante los años siguientes repite una y otra vez. Organiza una manifestación para “condenar” el asesinato. En mi modesta opinión un gobierno nunca debe manifestarse. El desacuerdo con la banda se supone y no hay por qué recabar alianzas ni acuerdos sobre la cuestión. El caso es que lo que ocurre después del desfile multitudinario con el gobierno a la cabeza pone de manifiesto que la oposición está girando. Está reorientando las velas a un vientecillo todavía débil, pero que ya ha aparecido en el horizonte político nacional. Los medios de comunicación españoles controlados por el nacionalismo y el PSOE en su casi totalidad comienzan la campaña.


La elegida, después de múltiples reuniones, discusiones y acuerdos con los partidos de la oposición, para pronunciar el discurso del fin de la manifestación es la conocida periodista Gemma Nierga. Se supone que el comunicado final estaba pactado, pero la señora Nierga catalana de Gerona se salta el protocolo establecido y le dice a Aznar: “Estoy convencida de que Ernest, hasta con la persona que lo mató hubiera intentado dialogar: ustedes, que pueden, dialoguen por favor".


Creo que lo hace además en catalán. Pero el caso, la conclusión es que una parte muy importante de la sociedad española, quizá no la más numerosa, pero sí la más influyente traspasa el cargo de culpa. Los asesinos son inocentes, ellos, tan comedidos, tan dialogantes, tan pacíficos, se ven obligados a matar porque el señor Aznar no quiere dialogar. El pobre Ernest lo hubiera hecho, habría dialogado a pesar de tener una pistola apuntando a su cabeza, él habría dialogado si no hubiera sido por el empeño de Aznar en no hablar con estos chicos tan simpáticos. No le dan tiempo parece, a dialogar, porque los chicos de la banda aprietan el gatillo  presas de la ansiedad que les provoca el malvado gobierno de la derecha. En fin. Como digo esa parte influyente de la sociedad española y catalana, a saber, periodistas, actores, directores de cine, empleados de élite en las múltiples televisiones y radios sostenidas por impuestos públicos. Todos ellos tan pulcros, tan bien vestidos, tan destacados ciudadanos residentes en barrios pijos de Madrid y Barcelona y en zonas residenciales exclusivas, reciben órdenes o sugerencias amistosas que para ellos son órdenes de obligado cumplimiento. Blanquear a ETA, organización que lucha por la liberación del País Vasco y culpar a Aznar y compañía por sus intolerables actividades contra la organización etarra y por poner España en situación de despegue económico.



No nos centraremos en los traspasos competenciales que el gobierno Aznar lleva a cabo a lo largo de la legislatura. La constitución del 78 está diseñada para acabar con España como nación y sustituirla por un conglomerado de estaditos independientes y supuestamente históricos. Tal como ocurrió en la América hispana, las supuestas revoluciones independentistas convirtieron a lo que era una comunidad unida en un montón de países sometidos al imperio USA.


EN 2003 Aznar establece una alianza con Bush y Blair que lleva a España a participar en la guerra de Irak siquiera como comparsa. Ha pensado que ambos aliados le van a apoyar sin fisuras en la política antiterrorista y en el contencioso eterno con Marruecos. La participación en Irak se salda con siete miembros del CNI asesinados en aquellas tierras mostrando las carencias de nuestro peculiar servicio secreto que deambula por el mundo en plan turístico, con foto de conjunto incluida, como un grupo de amiguetes alegres y confiados. Además, nuestro ministro de defensa contrata los servicios de un transporte aéreo ruso nada menos, para trasladar a España un contingente de soldados y oficiales. El avión, como suele suceder con los vuelos rusos que interesa que se estrellen (recordemos el díscolo general del batallón Wagner, Prigozhin y su muerte a bordo de avión también ruso), se estrella y nuestros compatriotas mueren. Se asaltan las Cortes por parte de hermanos y familiares de los fallecidos. Me resulta curioso que los asaltantes luzcan pulseras y relojes que parecen caros y de diseño. Recuerdo en mis tiempos de mili obligatoria la jura de bandera y recuerdo a oficiales con traje militar de gala corriendo con el sable arrastrado por el suelo mientras chicas jóvenes vestidas de portada del Hola les despedían emocionadas hasta el acto posterior en el que la flor y nata de nuestro ejército se iba a solazar mientras nosotros, soldaditos de plomo desechable, volvíamos a nuestros quehaceres que consistían básicamente en sestear apesadumbrados pensando en nuestro próximo destino cuartelario.


Pero estábamos en la política antiterrorista exitosa que parece catapultar al PP hacia una nueva legislatura por mayoría absoluta. ETA acorralada por la eficaz actuación policial y la aparente colaboración francesa.


Todo parece ir bien. Aznar tiene un cuadernillo azul en el que apunta el sucesor nombrado por el emperador de turno, o sea, él mismo. El agraciado es Rajoy y las elecciones del 2004 auguran una mayoría absoluta hasta que Rajoy empieza a mostrar su absoluta carencia de carisma. Es un Registrador de algo y ya se sabe que en las oficinas de Registro de lo que sea, el titular suele permanecer oculto en un cubículo al que de vez en cuando entran a preguntar los funcionarios del despacho. La mayoría absoluta comienza a estar en duda. La campaña de la izquierda y nacionalista contra el gobierno parece tener algún éxito. Solo falta un pequeño empujón. Y aquí es donde entramos en la política ficción.


Mientras Zapatero firma el documento antiterrorista, con sonrisa beatífica envía a Eguiguren a negociar, no se sabe qué, con ETA. Quizá un atentado aparente, sonoro, en Madrid, pero sin víctimas, muestre que después de todo el gobierno Aznar ha fracasado en la lucha contra ETA. Ha engañado al pueblo español y entonces el partido en la oposición tomará el relevo y acabará con ETA mediante un acuerdo de abandono de las armas y tal y tal…


Pero ETA está controlada por la policía y guardia civil. Unos días antes de las elecciones una furgoneta con 500 kilos de explosivo es interceptada. La oposición brama. Se trata de un montaje del gobierno para apuntarse un tanto electoral…, vete a saber. Quizá después de todo se tratase del atentado previsto y retrasado por fuerza que después de las elecciones que dan el triunfo a Zapatero tiene lugar en la T4. Mueren dos trabajadores que descansan en sus coches y Zapatero envía apresuradamente emisarios a Suiza. ¿Un recordatorio? Cuando se negocia con ETA esta organización toma nota. Escribe y sella acuerdos. Suele tener constancia. Eso ocurrió después, con Zapatero al mando y forma parte de la ficción mágica, del realismo fantástico.


Pero ETA, todo el mundo lo sabe, está permeada por servicios secretos extranjeros. Quizá se tratara de un atentado sin víctimas, pero aprovechando el momento y la situación, enemigos extranjeros de España colocaron las bombas en los trenes. El gobierno creía haber acabado con la amenaza de la bomba terrorista, celebraba las encuestas para las cercanas elecciones y entonces, para pasmo mundial explotaron los trenes de Madrid. No fue ETA, según la versión oficial socialista, tampoco islamistas según acuerdo de los especialistas alternativos. Se produce la chapuza policial y judicial que destruye los trenes y se monta apresuradamente una supuesta trama de terroristas que acaban suicidándose en Leganés. Muere un GEO cuyo cadáver es profanado posteriormente, para añadir más misterio a las bombas.


Como las incongruencias de la versión oficial están más que descritas y probadas, y las versiones alternativas acaban en libros de misterio sin desenlace del nudo argumental, a estas alturas solo queda la deducción policial clásica. Motivo, medio y oportunidad.


Motivo, el ascenso de España en el baremo económico de las naciones, la alianza con Bush y Blair que presuntamente otorgaba a España no solo el apoyo de estos países a la política no solo antiterrorista, sino también a la política fuerte frente a Marruecos. Otro motivo. La salida de España de la órbita francesa. Se dice que Chirac exigió la entrega de Ceuta y Melilla a Marruecos amenazando a Aznar en caso de no hacerlo, para pasar a formar parte del grupo USA, UK, como hemos dicho. Otro más, el asunto Perejil que el moro no está dispuesto a dejar pasar.


Medio. Según todos los investigadores independientes. Lo utilizado en los trenes es explosivo militar y están casi seguros que las bombas fueron colocadas y activadas casi al mismo tiempo por personal entrenado militarmente, casi seguro, mercenarios contratados al efecto. De teléfonos móviles, nada.


Oportunidad. Un simulacro antiterrorista en España que por aquellas fechas permitía el paseo incontrolado de todo tipo de agentes policiales o de agencias de información de varios países. Está también el asunto del golpe en Guinea que parecía urdido para distraer la atención de los servicios de información españoles.


En definitiva, para qué leer agujeros negros, mochilas imposibles, pruebas falsas. Ante los efectos del atentado. Ante los centenares de muertos y miles de heridos todo el mundo entra en pánico. El gobierno porque no se ha enterado y la oposición que en un primer momento piensa que ha sido ETA, pero el atribulado Arnaldo Otegi lo desmiente. De prisa y corriendo se pone en marcha la operación islamista y aparecen libros coránicos, calzoncillos y camisetas blancas, Renault Kangoo, mochila de Vallecas, y demás. La operación de despiste tiene éxito porque el PSOE se empeña a fondo y las instituciones de España, policiales y de todo tipo están invadidas por elementos al servicio del partido.


Para qué darle más vueltas. El excomisario Villarejo lo ha dicho con meridiana claridad. Ha explicado quiénes, por qué y para qué. Motivo, medo y oportunidad. No vamos a declarar la guerra a nadie, pero a ver si por fin podemos dormir, aunque sea con lexatines.







jueves, 7 de marzo de 2024

SECTOR ESTRATÉGICO III: (España se hunde sin remedio)

 



Dudo mucho que España sobreviva a Sánchez. La actual legislatura nos lleva irremediablemente al desastre. Nos lleva a la desaparición como Estado independiente y reconocido. A la vista de la despreocupación de la ciudadanía acerca de esta situación, de los “findes” repletos de planes y escapadas, del muestrario (manipulado) de relaciones sexuales que aparecen en el infame programa del “firts dates”, de los noticiarios televisivos y demás periódicos y revistas que expelen el cada vez más irrespirable tufo a sumisión y dependencia de algún poder extraño y oculto, la verdad es que no parece haber remedio alguno.


Pero estábamos en la serie de artículos sobre los sectores estratégicos. Aquellos ámbitos económicos y sociales sin los cuales un Estado es inviable. El tan denostado franquismo fue el que después de la guerra civil y a pesar del boicot internacional consiguió poner a España entre los países más desarrollados del mundo. Se decía que España, en la década de los setenta, era la décima potencia industrial y económica entre todos los países reconocidos.


El mundo desde el fin de la segunda guerra mundial se había dividido en dos sistemas aparentemente irreconciliables. El liberalismo económico y social de los Estados Unidos e Inglaterra y el comunismo radical representado por la URSS y también por China. Un tercer factor determinante fue la aparición del Estado de Israel que sometió la posguerra mundial a tensiones cada vez más poderosas todo el medio Oriente. La percepción que nos trasladaron los medios de comunicación acerca de esta cuestión, al menos aquí en España, fue la de un pequeñísimo país de unos seis millones de habitantes que hacía frente gracias a su heroísmo y determinación al acoso del mundo musulmán cuya población se cifraba por aquel entonces en unos ochenta millones.


Dejaremos esta cuestión, que es la cuestión fundamental, para otros artículos y nos centraremos en el método que se siguió para el desmantelamiento del sector estratégico industrial en España, desmantelamiento cuyo comienzo exacto tiene lugar en el mismo momento en que Franco fallece y el ahora emérito asume el poder por el decreto de sucesión franquista. Es importante entender que a Juan Carlos lo instituye como sucesor del franquismo, el mismo Franco y a título de rey. No hay sucesión monárquica alguna. En principio es mero franquismo reconvertido en monarquía. El sucesor a la corona tradicional borbónica lógico y de pleno derecho era el infante don Jaime, sordomudo. Esta circunstancia, por ejemplo en Francia no era determinante para apartarlo del derecho hereditario, tal es así que ahora mismo los monárquicos franceses reconocen a Luis Alfoso de Borbón y Martínez Bordiu biznieto de Franco como legítimo aspirante a la hipotética corona francesa.


Según algunos estudiosos la renuncia de don Jaime es más que cuestionable. Primero porque Alfonso XIII había huido de España sin motivo grave que lo obligara a ello. Quizá el monarca entendió que el comunismo era ya incontrolable en España y unas elecciones municipales que a pesar de todo ganó la derecha, excepto en las grandes ciudades, precipitaron su huida. Don Alfonso, sin duda recordaba lo sucedido con la familia real rusa. De alguna manera su situación matrimonial y su propia familia tenían similitudes con la del “Zar” Nicolás. Ambos estaban casados con descendientes de la reina Victoria de Inglaterra y ambas esposas podían transmitir la enfermedad genética de la hemofilia a sus hijos varones. En ambos casos ocurrió que uno de los hijos de ambos matrimonios desarrolló la cruel enfermedad. En ambos casos planeaba sobre ellos la insurrección marxista y el rey Alfonso, mal aconsejado huyó, abdicó, dejó la monarquía y abandonó España y a los españoles que unos años después se sumieron en el charco de sangre de la guerra civil. No podía hacer renunciar a don Jaime a algo que él ya no tenía. Además ese tipo de renuncia tenía que ser convalidado por las Cortes españolas. Por tanto la sucesión en Juan Carlos era más que dudosa desde el punto de vista monárquico, de los usos, costumbres y derecho español tradicional. En definitiva con Juan Carlos se inaugura un nuevo régimen totalmente distinto al franquista cuyas Leyes Fundamentales el luego comisionista y mujeriego Juan Carlos I juró defender, para de inmediato traicionar.


La transición y lo que vino a continuación supuso una crisis sin precedentes en el tejido industrial español.


A finales de los años 70 del siglo pasado, todavía el sector industrial metalúrgico del norte de España que es el que conozco de primera mano, ofrecía salidas laborales a la juventud.


Periclitado el franquismo y en plena vigencia de la democracia que alumbraría finalmente la Constitución del 78, los paradigmas sobre los que se había construido la boyante economía española de los 60 comenzaban a tambalearse. La inflación provocada por el aumento de los precios del petróleo (aumento que patrocinó la OPEP como respuesta a las guerras que Israel ganaba una y otra vez) sorprendió a los países occidentales. En España la inflación alcanzó los dos dígitos en algún momento de los últimos años 70 y 80 lo que se unió a la precarias situación de una nación que abandonaba un sistema de partido único y dictatorial para adentrarse en las prácticas democráticas de partidos y enfrentamientos sistemáticos entre visiones distintas del mundo.


La oferta de petróleo dependía casi en exclusiva de la OPEP y el cártel petrolífero puso a las economías occidentales frente a una realidad desconocida. La materia prima por excelencia, el combustible que movía la industria occidental y sustentaba el apacible modo de vida de la posguerra mundial dejaba de ser asequible. Las más preclaras mentes occidentales, las inteligencias educadas en Harvard, Yale, Oxford y demás comenzaron a elucubrar imaginativas soluciones.


El liberalismo clásico anglosajón basaba su éxito en el imperialismo depredador. El imperio colonial proporcionaba la materia prima a precio de derribo y el producto industrial se vendía con una más que sabrosa plusvalía. Ahora las anteriores colonias árabes comenzaban a acariciar el poder absoluto de los que poseían las fabulosas reservas de petróleo.


El empresario tradicional español comenzaba a perder pie. El sistema constitucional alumbró una singular pinza a tres que se iba cerniendo sobre el cuello de los prohombres que habían hecho fortuna en los tiempos de desarrollo industrial franquista. Uno de esos dedos monstruosos que rodeaban el cuello de los “self made man” españoles era el terrorismo. En España el más activo era el terrorismo ETA. No había semana sin día de huelga por la causa que fuera. El terror tiene muchas caras, el miedo acogota y silencia. Las huelgas salvajes arrinconaban a los que anteriormente se consideraban caciques todopoderosos.

El otro puntal del tridente eran los sindicatos llamados de “clase” que sustituían al sindicato vertical franquista. Los sindicatos horizontales basaban su actividad obrera en el sistemático enfrentamiento con la clase dominante. Según la terminología marxista, la patronal. El patrón era el enemigo.

El sistema dialéctico exige una inacabable discusión teórica. A la tesis se le enfrenta la antítesis y surge la síntesis que de inmediato se convierte en tesis. La rueda sigue girando eternamente.

El enfrentamiento entre sindicatos, terrorismo (ambos de inspiración marxista) contra la patronal tradicional entendida por el sindicalismo marxista como una modalidad del caciquismo dio entrada al tercer elemento que acabaría y acabará por destruirnos a todos, el economista.


El empresario tradicional estaba orgulloso de lo que poseía. Observaba los enormes pabellones en que las máquinas atronaban sin descanso. Se asomaba a la ventana que desde su despacho en lo alto del edificio industrial le mostraba el desfile de los miles de trabajadores a toque de sirena y se ufanaba arrogante de las miles de personas a las que él daba de comer. En su fuero interno el empresario industrial se consideraba una persona caritativa y bienhechora de la humanidad, miles de obreros y sus familias dependían de él. El valor estaba en lo sólido, lo existente y apreciable a simple vista, máquinas, construcciones, trabajadores, etc.

A esta visión del mundo económico el sindicato marxista oponía el calificativo de “paternalista”. El odio era feroz. Según el mundo marxista el culpable del malvivir obrero era indudablemente del empresario.


Las huelgas, los secuestros, las subidas salariales, la irrupción de terceros países en el anterior protegido espacio económico español (aranceles) aceleró la inevitable toma de decisiones.


Según los voceros del liberalismo económico había que competir. Había que derribar fronteras para que el sistema liberal competitivo nos pusiese en el grupo de las economías más pujantes del mundo. La pregunta era obvia. ¿no estábamos ya en ese grupo?, ¿no éramos la décima potencia económica e industrial? ¿no era aplicable el conocido principio de que si algo va bien es mejor no tocarlo?


Pues no. El nuevo régimen juancarlista exigía el amoldamiento a los sistemas democráticos tan exitosos en Inglaterra, Francia, Alemania… y la democracia española exigía también el respeto a las minorías, a las angustias existenciales de los hechos diferenciales… y sobre esta cuestión, la realidad inaceptable era que en la España de aquellos tiempos había un solo sistema legal en todo el territorio nacional, un solo idioma que hablaban todos los ciudadanos, un solo y laxo sistema impositivo, un solo sistema de salud nacional, un solo sistema educativo que en su conjunto respondía a una de las máximas economicistas que se fueron imponiendo en las factorías industriales nacionales gracias a ese tercer elemento del que hemos hablado antes, los economistas.


Tan listos ellos, tan pulcros, vestidos con trajes caros, perfectamente afeitados, perfumados hasta el mareo, con manos alargadas, gráciles, blanquísimas entretenidas solo en la engalanada firma con pluma o bolígrafo de diseño y atareadas en la pulsión, pulsación repetida de las teclas de máquinas cada vez más complicadas. Estos economistas como digo proponían en las empresas las llamadas economías de escala. La centralización de decisiones de compra y venta que otorgarían un mayor poder de negociación y consecuentemente la adquisición de los que ellos, tan “anglófilos” llamaban “inputs” a precios más baratos para luego obtener un mayor beneficio con los también llamados “outputs”, no en vano habían estudiado en universidades catalanas o madrileñas de reputada sumisión a los principios económicos de la anglosfera.


Toda esta lógica económica que acabó con la industria nacional, pero que a pesar de todo era lógica, en el caso del ordenamiento político del Estado español se despreciaba y de la economía de escala se pasaba a la economía del despilfarro con el alumbramiento de nada menos que 17 miniestados con todo lo que de parafernalia teatral conlleva. Los hechos diferenciales, esa matraca racial según la cuál un vasco o un catalán es infinitamente más guapo, más fuerte, más inteligente solo por no ser o sentirse español, tenía un precio. Léase impuestos, tasas, multas, vigilancia, más impuestos. Si compras IVA, si vendes IVA, si compras piso, impuesto por comprar, si vendes piso impuesto por vender, si te mueves impuesto por moverte, si no te mueves impuesto por no moverte. Si fumas impuesto por fumar, si no fumas impuesto por no hacerlo. Si tienes coche, guardia civil, ITV, zona azul… La España aparentemente boyante de los festivales de cine, de los arrebatos de Almodóvar “off shore”, de los enfados de Marisa Paredes, necesita “cash” y “cash” en abundancia y al precio que sea.




REINA ROJA

 


Se publicita en todos los digitales el estreno de esta serie española como  “Trhiller” de obligada  visión pasado por el pasapuré de la cinematografía nacional.


He visto un par de capítulos y seguramente acabaré por ver toda la serie. Eso creo de momento, porque estoy a la espera de que se aclare la motivación del cruel asesino para sus siniestras actividades. Me temo alguna tontería acorde con lo políticamente correcto y si el misterio se desvela en uno de los capítulos que me falta por ver probablemente no llegue al final.


Vaya por delante que de alguna forma la serie engancha lo que no es poco. Pero tengo algunas dudas, o si se quiere, algunas prevenciones acerca de la misma.


En primer lugar debo decir que la serie bebe de algunas películas vistas hace tiempo y novelas también publicadas hace años, todas ellas exitosas por lo que los guionistas de la historia caminan sobre senda trillada y segura. Al menos eso creen. Veremos si al final los espectadores acaban por darles la razón.


Y así y como ingredientes introducidos en alguna coctelera argumental, podemos atisbar los siguientes. “El silencio de los corderos” y remisión a lo políticamente correcto con protagonista femenina elevada a la categoría de IQ 242, la más inteligente del mundo. “Seven” con malvado dedicado a la escritura compulsiva en enorme y lóbrega edificación con celdas cuya posesión o usufructo por parte de nuestro inteligentísimo asesino nacional habría que justificar o al menos entender el origen de semejante patrimonio.


Entre las novelas que entran a formar parte del cóctel destaca la obra de Stieg Larsson ya fallecido, que en “Los hombres que no amaban a las mujeres” hace gala de un más que impostado feminismo. Tenemos entonces nuestra propia composición entre Clarice Sterling y Lisbeth Salander que se sustancian en la serie con el nombre de Antonia Scott. Convenimos en que semejante inteligencia debe necesariamente tener algún antecedente anglosajón, la depresión nacional que padecemos según Elvira Roca Barea, lo requiere.


Gotas de algo parecido a lo que podríamos llamar sistema “MK ultra nacional” por parte de un tal “mentor” que configura una suerte de tortura cerebral para convertir a la inteligentísima Scott en una máquina de resolver crímenes al servicio… de la Interpol. No entiendo muy bien esta deriva, pero al parecer estamos ante un servicio más o menos secreto que interviene en casos de asesinos tremebundos tales como Aníbal Lecter, el criminal de Seven o el propio Dragón Rojo. En nuestro caso el criminal se hace llamar Ezequiel.


Después de todos estos antecedentes ¿qué puede salir mal? Ante todo y sobre todo resulta poco creíble lo que se cuenta y de la forma en que se hace. Es más que una historia de ficción, es pura ciencia ficción. No obstante, como digo, hay algo que engancha, de momento, pero veremos.


Los protagonistas son...bueno, según a mí me parece, actores más bien limitaditos. Tal vez sea por ese, como decirlo, necesario tributo al poder establecido. Así el policía más o menos protagonista, por supuesto, bastante más tonto que la “prota” es un homosexual vasco nada menos. Físico de levantador de piedras, “aizkolari” y adornos en casa que recrean el mundo rural vasco. Vive con la “amatxu”, se apellida Gutiérrez y es policía nacional, lo cual no es imposible, pero… El actor que le da vida tiene nombre extranjero, físico descomunal y no parece muy en forma. Amenaza de vez en cuando con dar “hostias como panes”. En fin, todo es posible en los Goya.


La actriz protagonista, de verdad, no sé… no llega ni de lejos a Jodíe Foster ni a la mentada Salander. En mi opinión no interpreta, solo pone caras. Hay algo que no funciona en los actores y actrices de la serie. Hacer creíble una historia semejante requeriría algo que parece no estar al alcance del elenco. Bastante hacen con deambular de un sitio a otro con cara de susto, amenaza, sufrimiento una; y expresión de asombro ante tanta inteligencia, el otro.


Pero lo peor, lo realmente terrible, es la dicción. Los actores no se expresan, no son congruentes con lo que dicen. Recitan de forma apresurada la frase que se han aprendido de memoria. No hay inflexión de voz natural ninguna en lo que dicen. Las supuestamente ocurrentes frases que suelta de vez en cuando el vasco homosexual no suenan naturales, suenan impostadas, artificiales y la expresión oral es plana, como si estuviera leyendo y no hablando con naturalidad. Por parte de Antonia lo mismo. Suelta frases y comentarios a velocidad de vértigo, conclusiones ocurrentes aprendidas de memoria. De verdad, algo falla en estos actores y actrices. No todo consiste en poner caras de preocupación, de pasmo, en mirar al infinito, ni en parecer más que serlo inteligente. Aprender a hablar, a expresarse en la ficción debería ser fundamental en el terreno de la interpretación. Javier Gutiérrez es creíble y Antonio de la Torre también, al menos eso parece si es que no son doblados. Otros actores suenan peor. Quizá si los protagonistas fueran doblados por profesionales españoles avezados en estos menesteres la serie ganaría bastantes enteros.


En definitiva entiendo que Reina Roja adolece de mucho bombo publicitario y demasiada pretensión de cine negro o de terror o algo similar. Transita por caminos trillados y mezcla personajes y argumentos de éxito, pero yo personalmente entiendo que hay algo demasiado artificial en la serie. No vamos a engañarnos, el cine es en esencia, mentira. Pero por algún misterio personajes del “Silencio de los corderos” o de “Seven”, la misma Lisbeth Salander” parece en la novela y la adaptación cinematográfica creíble. Tal vez por el doblaje al español. Pero Antonia Scott, la verdad es que no me convence en absoluto. Además la presentación “perfomance” del muerto en el primer capítulo como conservado en... ¿nitrógeno líquido? Con media cabeza seccionada y el cerebro machacado en recipiente apto para microondas es tan excesivo, tan estúpido como lo era Aníbal Lecter comiendo el cerebro de Ray Liotta. En fin, al final el exceso aburre, atraganta y todo parece como el más difícil todavía de los circos de antaño.

viernes, 9 de febrero de 2024

ANÁLISIS DE LA CANCIÓN ZORRA.

 



Sinceramente no la he visto en su totalidad ni la he escuchado. Desgraciadamente padezco sordera desde hace algunos años y la música, que antes me encantaba, ahora me suena a cristales rotos. En todo caso si he visto el “clip” que una y otra vez repetía la propaganda televisiva como si se tratara de un acontecimiento revolucionario y en ese “clip” la cantante insistía en que la canción y la coreografía con dos señores bailarines que acababan mostrando un culo depilado, cercando la entrepierna con algo parecido a un tanga, tenía y transmitía un mensaje muy potente. No especificó, ni se le preguntó acerca de ese mensaje, por lo que no queda sino intentar desentrañar el fondo, la parte del “iceberg” sumergido que al parecer y según la cantante, se transmite a través de la canción y su coreografía.


Vaya por delante que después de reflexionar acerca de la polvareda levantada por “Zorra” creo haber entendido algo del mensaje que por lo demás está bastante claro y al mismo tiempo considero que dicho mensaje, el susodicho “iceberg” sumergido capaz de hundir un nuevo "titanic" no lo es tanto y su importancia en medio del caos ideológico, político y bélico que vive el mundo, es bastante escasa.


En primer lugar nos preguntamos cuál es el potente mensaje que dice la cantante y en segundo lugar a quién o quiénes va dirigido dicho mensaje.


Para abreviar nos acordaremos del inefable Jorge Javier Vázquez y aquella memorable frase con un fundamento de apoyo político a la izquierda, o al menos, a una determinada izquierda encabezada por Sánchez. Decía el conocido presentador que el suyo, el programa que presentaba que creo que tenía el título de “Sálvame” era un programa exclusivo de rojos y maricones.


La canción en cuestión lanza también un mensaje potente, poderoso, advirtiendo a todo la nación que el poder ideológico es el que emana de una determinada forma de comportamiento femenino y masculino.

En resumen, lo que se pretende desde las profundidades del sistema político vigente en España a través de la canción elegida por el poder político para representarnos en Europa es que la España actual es una nación de zorras y maricones.


¿A quién va dirigido? Evidentemente a una parte de la actual población española. Solo a esa parte. Solo a los españoles tradicionales, los que lo son de nacimiento y descienden de varias generaciones anteriores que también vivían aquí. Para entendernos, el mensaje va dirigido a los heterosexuales españoles, blancos cuyos padres y abuelos eran cristianos, católicos convencidos y que ahora como consecuencia del lavado de cerebro posterior al Vaticano II, nos hemos convertido en filósofos anclados en la duda o en todo caso hemos trasmutado nuestra fe en el Cristo resucitado en fe en la Ciencia que todo lo explicará mañana o pasado mañana. También el mensaje va dirigido a las mujeres españolas tradicionales, aquellas que todavía creen en el matrimonio, en la maternidad, en el respeto al marido y en la conveniencia de mantener cierto comportamiento que podríamos denominar recatado.


La mujer empoderada es la que se describe en la canción, la zorra. La definición de la palabra está en el diccionario de la RAE, por lo que al margen de que todos sabemos lo que significa, no conviene enredarnos en explicaciones acerca del supuesto mensaje que contiene esta parte fundamental de la canción y su coreografía. La mujer que manda ya en España o lo va a hacer dentro de poco es la zorra ayudada por los maricones (según definición de Jorge Javier Vázquez).


Pero hay que hacer alguna salvedad. La zorra podrá mandar en España, podrá ser modelo de comportamiento para la mujer española, pero en ningún caso es una canción que promueva la liberación femenina. Se destina exclusivamente a las mujeres españolas, pero de ninguna manera a las musulmanas que deambulan por toda España envueltas en el famoso pañuelo que más que un signo de sumisión parece un sistema de identificación y de desafío al universo femenino español enfrascado en la lucha a muerte con el varón también español. No hay nada en la “perfomance” de Zorra que pueda considerarse valiente o potente más allá de la propaganda que conlleva. Sí hubiera sido realmente valiente y temerario que la cantante llevara el pañuelo islámico y los bailarines portaran antes de “Striptease” la túnica musulmana. Pero como se dice coloquialmente: “no hay cojones, u ovarios, o lo que sea”.


No se pretende liberar a la mujer sino atacar a la mujer española dejándola en inferioridad de condiciones frente a la musulmana. La opinión que los seguidores del profeta deben tener acerca de nuestro penoso comportamiento debe ser de absoluta vergüenza ajena. Mientras las musulmanas tienen recuas de hijos y arrastran carros de niños con la izquierda mientras queman el móvil con la derecha, las nuestras, las mujeres que los hombres de España necesitan y a los que las mujeres de España, creo yo que también necesitan. Nuestras mujeres, insisto, son inducidas a comportarse como zorras sin otro objetivo que el placer absoluto y el deambular desaforado y perverso en definitiva, puesto que la aparente alegría del momento suele trasmutarse en depresión y otros padecimientos psicosomáticos que están a la vista de todos.


Respecto a los varones, lo mismo. El poder ideológico o moral ya no está en el modo tradicional de ser del varón español. El que según el código civil, (supongo que ya habrá periclitado esta referencia) debía comportarse con la diligencia de un buen padre de familia. Ahora el modelo de comportamiento recetado por el poder político e ideológico vigente es el del maricón. El bailón desaforado que expele sudor sexual y deseo de empotrar y de ser empotrado en cada uno de sus movimientos coreográficos y en cada una de sus representaciones que culminan con el  espectáculo del día del orgullo gay al que acuden presurosos y ansiosos nuestros políticos.



miércoles, 7 de febrero de 2024

SECTOR ESTRATÉGICO II.

 



En el anterior artículo sobre sectores estratégicos veíamos cómo la PAC se destinaba principalmente al mantenimiento de la agricultura europea, (no solo francesa, pero sí preferentemente francesa) en niveles que garantizaran la supervivencia de este sector y la posibilidad de que en el futuro, por circunstancias imprevisibles, la agricultura europea se viera obligada a alimentar a la población europea sin poder recurrir al mercado extranjero.


Mi idea era seguir dedicando análisis a distintos sectores que podríamos considerar estratégicos para un país y la evolución de dichos sectores, sobre todo en España.


Pero el mundo camina a velocidad de vértigo hacia un incierto futuro en lo que parece una recomposición de fuerzas y poderes globales que están desatando guerras y amenazas de una guerra terminal, apocalíptica que puede acabar con gran parte de la humanidad.


La guerra de Ucrania ha enfrentado definitivamente a la anglosfera y a Rusia. Los anteriores vencedores de la Segunda gran Guerra han desenterrado el hacha de guerra, si bien los anglos intervienen en la contienda a través de un Estado interpuesto, en este caso, Ucrania (una funcionaria USA llegó a decir, qué se joda la UE y algún inglés bien situado insistió en que iban a combatir a Rusia hasta el último de los ucranianos) . Los analistas se dividen en dos tendencias, los que consideran que Rusia es un Estado anquilosado y atrasado, cuya tecnología e industria no le permiten ganar la guerra y por otro los que piensan que en realidad esta guerra ha destapado la debilidad de la esfera anglo y ha mostrado la exacta naturaleza de la presencia de ejércitos USA y de Gran Bretaña en Europa. Si cuando la URSS estaba en su apogeo se pensaba que el despliegue militar aliado en Europa era una garantía de defensa frente al monstruo comunista, ahora parece más evidente el carácter de dominio y ocupación que dichos ejércitos ejercen sobre la vieja Europa.


A medida que pasa el tiempo parece que Rusia se afianza en su conflicto con Ucrania y con la anglosfera, (me resisto a llamar OTAN lo que en realidad es el ejército anglo norteamericano con la presencia simbólica de fuerzas de opereta de terceros países en la antigua alianza defensiva). Los anglos se están encontrando con la sorpresa de que la tecnología militar rusa está a la altura de la norteamericana y de que además Rusia dispone de una industria de transformación del metal que le permite una tasa de reposición de munición y de equipos militares muy superior a la desindustrializada economía anglo europea. Los analistas militares más solventes se fijan en estas tasas de reposición para augurar un mal futuro a Ucrania y a sus aliados occidentales. Así si los rusos gastan mensualmente 100. 000 obuses (por ejemplo) son capaces de producir lo gastado más otros 25.000 en sus fábricas, mientras que si los ucranianos gastan 50.000 (supondremos estos misiles son más avanzados tecnológicamente que los rusos) los abastecedores de material militar norteamericanos, británicos y europeos solo son capaces de suministrar 40.000 y eso echando mano de sus almacenes, lo que implica que la industria occidental no tiene capacidad de reponer el material consumido con lo que a lo largo del tiempo la superioridad rusa se impondrá sin remedio posible.


¿Cómo hemos llegado a esta situación? En lo que respecta a España la respuesta se llama “reconversión industrial” en la década de los ochenta y noventa. El protagonista principal de esta desgracia nacional fue el PSOE mediante ministro navarro y combativo con nombre y apellido, Carlos Solchaga. El asunto es sencillo. Para entrar, cosa que nunca debimos hacer, en el tinglado europeo (CEE. Comunidad económica europea por aquel entonces), Alemania exigió a España la eliminación de aranceles a productos industriales lo que dejaba a la siderurgia nacional indefensa y el mercado nacional abierto a los productos germanos, tal como la agricultura francesa lo estaba (indefensa) sin ayudas PAC frente a otras agriculturas extranjeras, la diferencia estaba en la clase política española que nunca ha tenido gran aprecio a nuestra singularidad histórica y siempre ha estado lamiendo el trasero de franceses, ingleses, y en general de todo lo que sonara a europeo. La anglofilia es la enfermedad de la derecha liberal española, tal como la francofilia lo es de la izquierda y la hispanofobia es enfermedad compartida.

 Solución Solchaga, PSOE y lo que entonces fuera el PP;  pues tragar lo que fuera con tal de entrar en Europa. Se desmantela la industria nacional, Altos Hornos de Vizcaya, del Mediterráneo, Ensidesa y demás fábricas metalúrgicas y a cambio tenemos bonitos parques temáticos, museos de las Artes y de las Ciencias, el Guguenheim de Bilbao y cosas parecidas. Se reciben fondos para construir autovías y poco más. Miles quizá cientos de miles de trabajadores españoles al paro, auge de las drogas entre jóvenes sin futuro por aquel entonces y posterior aumento del sector servicios financiado con cargo a subvenciones europeas y… sobre todo, gracias al señor Fernández Ordóñez, Francisco, bizqueante ministro tránsfuga vocacional entre la UCD y el PSOE. 

Don Francisco puso en vigor la ley de divorcio, primera piedra en la demolición de la familia española, no sé si también la ley del aborto, el IRPF que en el franquismo no existía, el IVA que tampoco existía y comenzó el sangrado sistemático de los españoles que trabajaran, consumieran lo que fuera o tuvieran algún patrimonio. Las pomposas Comunidades Autónomas y sus gobiernos, senados territoriales, congresos territoriales, policías territoriales y el incipiente ejército de funcionarios que nos abruma en la actualidad, requerían sacar la pasta para pagarles por hacer algo que España no necesitaba, de algún sitio.




domingo, 21 de enero de 2024

SOBRE EL CASO LETIZIA.

 



Antes de continuar con comentarios acerca del sector o sectores estratégicos, debemos, por si a tenor de los acontecimientos bélicos no nos quedara demasiado tiempo, analizar el que podemos llamar “el caso Letizia” y lo que comenta y dónde lo comenta acerca de ello el periodista Jaime Peñafiel.


En primer lugar se está produciendo una cacería (ha sido despedido del Mundo) o sistemático descrédito de don Jaime acudiendo a los tópicos y típicos ataques personales de costumbre. “Resentido... enemigo personal de Letizia por algún desencuentro pasado…, está haciendo caja a cuenta del escándalo…, envidioso…, etc.” En cualquier caso y tratándose de información importante, los motivos del periodista para publicar lo que conoce no deberían ser objeto de escrutinio, sino que, por el contrario, debería ponerse la atención fundamental en la veracidad o no de lo que se denuncia. Letizia, reina consorte según Peñafiel, ocupa una alta representación siquiera simbólica del Estado y lo que a ella y a su comportamiento afecta nos interesa y así debe ser, a todos los españoles.


Las acusaciones, información contrastada de por medio son, terroríficas. Promiscuidad, aborto interesado para continuar con la iniciada y prometedora relación borbónica, embarazos clínicos, adulterio, violencia física comprobada sobre uno de sus amantes en vía pública, y bastantes más que cualquiera interesado puede ver en el canal “La reunión secreta” de Youtube. La tendencia violenta de doña Letizia por demás es conocida y la pudimos ver en directo cuando agredió, incapaz de controlarse, físicamente a su suegra en aquella famosa y televisada escena que todos conocen.


La pregunta que se le hace una y otra vez al periodista es el porqué los medios españoles no se hacen eco de esta noticia de la que habla todo el mundo, pero que en España se sepulta bajo una pirámide egipcia de silencio. La respuesta de Peñafiel se refiere a un periodismo patrio tremendamente baboso y perruno respecto a lo que afecta a la familia real. Y parece ser cierto porque solo ahora comienzan a destaparse las correrías del anterior monarca.


No obstante, es extraño que los medios dedicados a eso que se llama el corazón y que más debería llamarse el sexo patrio, acostumbrados todos ellos a crucificar famosos y famosas con la crueldad consabida y conocida por los que deambulan por programas infectos de tv, no digan nada acerca de las andanzas de nuestra reina de facto, más incluso que Felipe, por mucho que Peñafiel insista acerca de la condición de consorte de su enemiga íntima.


Quizá no se trate solo de la naturaleza cortesana del periodismo patrio. Tal vez exista o se haya introducido entre las neuronas nacionales entretenidas en los fastos de fin de semana, en los programas de “viajeros” de una y otra cadena, en las aventuras sexuales de aspirantes a personas VIP de los infames concursos televisivos, un miedo ignoto que como todos los medios conduce a la parálisis. Quizá se trate más bien de que entre todos nosotros esté anidando esa especie de sexto sentido que nos avisa de que a lomos de este gobierno y sus apoyos parlamentarios nos estamos acercando peligrosamente a ese punto de no retorno cuya exacta naturaleza desconocemos, pero que intuimos peligrosa. Y sobre esa funesta supersticiosa premonición y a pesar de cruceros y rutas moteras y viajes organizados y demás entretenimientos y falsas alegrías y programas rosa de Ana Rosa y las Campos y Jorge Javier, estamos inconscientemente pensando que el matrimonio real se acerca a su fin y que después de todo este régimen en el que vivimos instituido en principio por Franco da sus últimos coletazos y nos encamina a un futuro oscuro e incierto. Como dicen que hace el avestruz cuando le persigue el depredador, escondemos la cabeza bajo cien capas de oportuna ignorancia voluntaria para no ver lo que se nos viene encima.


Y puede ser también que sobre esta historia haya que seguir el rastro del dinero, lo que no significa contradicción con lo anterior. El dinero nunca duerme y si los detentadores de la bolsa mundial invierten en algo es porque al final quieren lo invertido más los intereses. A este respecto resulta chocante que nuestro anterior monarca esté recluido en los emiratos árabes. Un rey católico acogido, quizá tutelado, tal vez controlado por el islamismo rampante. Un rey católico y español que se refugia en tierra de infieles, lo que resulta sospechoso. Parece que la pieza a cobrar por el cazador del desierto es la propia España y reconstruir el antiguo califato, “Al Andalus”, alguna de cuyas alcazabas antiguas y los barrios colindantes, antes, no hace mucho, poblados por gitanos, han sido rebautizados con nombres islámicos tales como barrio árabe y repoblados con gentes del turbante. En definitiva esta España en proceso de disolución acelerada está siendo comprada a golpe de talón petrolero y todos sabemos que el emérito ha sido el gran comisionista en el abastecimiento del oro negro a España. Pero los que pagan son los amos y para ellos trabaja nuestra clase dirigente, incluyendo los monarcas y familia, amén de los políticos que parecen haberse vendido o más bien haber vendido a España entera a los jeques del desierto que sueñan con los jardines de la Alhambra. Por eso nuestros periodistas y tertulianos hacen caso omiso de las andanzas de la familia real. A los jeques les interesa una España débil, incapaz de reaccionar a la organizada invasión africana y nada mejor que tener al frente, siquiera simbólicamente, un rey pasmado y a una reina plebeya y empoderada. Nada que ver con las sólidas monarquías del golfo, solo varones al frente y harenes a disposición.


domingo, 7 de enero de 2024

 

SECTOR ESTRATÉGICO I.



En la década de los ochenta a noventa el sistema económico conocido como “ultraliberal” o “neocon” echó raíces en el occidente económico de la mano de la primera ministra inglesa Thatcher y del presidente USA Reagan. En España los abanderados del liberalismo económico bramaban en los micrófonos de radio acerca del despilfarro que en Europa suponía la PAC. Política agraria común que permitía sobre todo lo demás, la financiación del sector agrícola francés. Decían estos voceros convencidos algo así como que si Nigeria o Polonia nos ponían las patatas en el mercado y sin subvenciones a 5 el kilo, ¿por qué íbamos a pagar a los franceses 10 el kilo mediante subvenciones difíciles de rastrear para que nos pusieran sus patatas al mismo precio?


El asunto se debatió durante bastante tiempo. No sé cómo funciona en la actualidad ni si sigue existiendo la PAC, pero en su momento un diplomático francés destinado en España, quizá un cónsul o el mismo embajador, escribió un artículo en un diario nacional hablando del concepto de sector estratégico. Así, según él, había que seguir manteniendo la ayuda al campo francés y por extensión al campo europeo porque evidentemente en aquella coyuntura, los productos agrícolas extranjeros podrían abastecer a Europa a menor coste, pero si se abandonaban las ayudas el campo europeo desaparecería incapaz de competir con los precios de productos foráneos. En ese caso todo el sistema alimentario europeo quedaría al albur de las decisiones de gobiernos que en el futuro podrían no ser tan amistosos. Si Nigeria viera que toda Europa dependía del suministro de patatas nigerianas podría subir el precio cuanto quisiera puesto que la alimentación era de primera necesidad y no habría negociación posible. En ese caso, argumentaba el francés, los liberales tenían la receta infalible: “pondríamos de nuevo en marcha nuestro sistema agrícola y no dependeríamos de terceros países puesto que los precios harían sostenible nuestro agro sin maliciosas subvenciones”.


Pero esto no sería así puesto que tras unos años de abandono las tierras ya no serían cultivables fácilmente invadidas por hierbas feraces, amén de que se habrían abandonado los aperos tradicionales y se requeriría empezar de nuevo a producirlos lo cual, entre la recomposición de las tierras y la incorporación de nuevos aperos no sería cosa de un año ni de dos. Por otro lado el abandono de la agricultura acabaría por hacer que la tradicional sabiduría del agricultor, el cómo, cuándo cultivar se perdiera con los agricultores ancianos que ya no habrían podido enseñar a las nuevas generaciones acostumbradas a otros oficios y actividades profesionales.

11 M: REALISMO FANTÁSTICO ó MÁGICO.

  El gobierno del PSOE ha rescatado la memoria del 11M. Con su habitual manipulación a cargo de informadores sectarios que han tapado el...